sábado, 7 de enero de 2012

El otro hermano Marx

Inesperadamente, he recibido un libro. Me ha llamado la atención. El autor utiliza un lenguaje literario a base de frases cortas, muy atractivo. He seleccionado un párrafo: "Todos los momentos cruciales de mi vida parecen momentos malos, momentos de terrible decepción o calamidad. Nunca planifiqué ninguno de los cambios que se produjeron en el curso de mi carrera. Los cambios simplemente se producían. La única ambición verdadera que alguna vez alimenté fue la de llegar a jardinero izquierdo (jugador de béisbol que juega en la defensa izquierda del campo, en inglés se denomina outfilder left) de los Gigantes de Nueva York, removedor de latas para un reparador de paraguas o pianista en un barco de excursiones. Nunca cumplí ninguna de esas ambiciones. Aquello en lo que en realidad me convertí fue lo que me empujaron a ser en un momento de desastre".  
El libro se titula ¡Harpo habla!, y lo escribió Harpo Marx, el mudito de los Hermanos Marx, un genio mudo, pero un genio. "Ha llegado el momento de echar a volar mi imaginación, tumbarme al sol, quitarme los zapatos y, por fin hablar". "Con estas palabras, el famoso hermano mudo de los Marx inicia su relato autobiográfico, rompiendo su prolongado silencio. Con el ya clásico y delirante sentido del humor de los Hermanos Marx, Harpo narra la historia de su estrambótica familia y su dura carrera artística, desde las primeras giras por teatros de vodevil en pueblos de mala muerte hasta el último triunfo en Hollywood, pasando por Broadway, el crack del 29 o su estancia en la Unión Soviética y sus actividades como espía", dice la reseña de la obra. Una bonita lectura para estos comienzos de año.
La vida es sueño
Mi buen amigo en la distancia, desde México, el vasco Ramón Larrañaga Torrontegui, escribe hoy sobre el sueño que es la vida. "Siempre nos hacemos esta pregunta ¿Cómo alcanzar los sueños de mi infancia? La clave está en soñar y no dejar de soñar. Todo es posible y nunca debemos perder ese espíritu. Si no puedes alcanzar tus sueños, puedes lograr mucho haciendo el intento de alcanzarlos", aconseja. ¿De verdad que puede ser como él lo dice?. En una entrada posterior nos recuerda ese "y si..." que hemos vivido todos y que ha marcado nuestras vidas. Ese y si... maldito que no sirve para nada, mas que para hacernos sufrir. A partir de ahí generamos una vida paralela, una auténtica película, imaginando cómo hubiera sido todo si se hubiese consumado ese y si... ¿Qué hubiera pasado si hubiese aceptado aquel trabajo? ¿Si no me hubiese ido de esa ciudad que me encantaba? ¿Si no hubiese tenido hijos, si me hubiera casado con otra? ¿Si los hubiese tenido? ¿Si esa noche no hubiera ido a esa fiesta, y no hubiese conocido a esa persona? ¿Si no me hubiese emborrachado, y no hubiese conocido a mis amigos? ¿Si no hubiese contado ese secreto que me costó tan caro? ¿Si estuviese con esa persona a la que dije que no? Y un larguísimo etcétera que abarca tanto como hay seres humanos, cada uno con sus ilimitadas posibilidades, lo que lo hace infinito. Pero al final, como decía Nietzsche, el y si... es pura ficción, no existe. Al final sólo hay un camino: la vida misma como telaraña. No existen bifurcaciones de nuestro destino, salvo en nuestra cabeza. Pero es ahí donde las hacemos reales, y muchas veces vivimos más en ellas que en el mundo real. Soñando como unos idiotas lo que pudo ser y no fue, o cómo hubiera sido todo si hubiese salido bien".
Creo que Ramón está acertado en su reflexión de hoy. Recuerdo la sensación de calor amoroso y tierno de una pierna de mujer sobre la que una noche, conduciendo un coche que no era mío, puse mi mano con todo el cariño del mundo. Ella no la rechazó y ninguno de los dos dijimos nada pero no pasamos de ahí, y fue una sensación muy agridulce porque de verdad la quería, la había querido siempre y nunca me atreví a decírselo ("yo la quise, a veces ella también me quiso", escribió Pablo Neruda), pero pensé que era ya demasiado tarde. Ese fue uno de esos y si..., que todos encontramos al menos una vez en la vida, y que acaba definiendo toda nuestra existencia.