El síndrome del pepino
¿Le gusta a usted el pepino? Habitualmente, lo comemos en ensalada, a partir
de esta época, y nos sabe como a melón verde más o menos, como si todavía le
faltara madurez. ¿Y recuerda la que se armó ahora hace un año en Alemania y
norte de Europa con el pepino? Se le atribuyeron más de 20 muertes, primero por
ser presunto portador de la Escherichia coli que, aunque parezca un
nombre y apellido italianos (como el sastre Ermenegildo Zegna, o sea) es una
bacteria cuya función es la de convertir los alimentos en mierda, para
entendernos rápido.
¿Se acuerdan de la movida? No llegó a lo de la gripe porcina ni justificó la
compra masiva de vacunas por los gobiernos (en beneficio de las multinacionales
de los medicamentos, claro) pero casi. Nos mostraron montones de imágenes de
montones de pepinos tirados a montones de basureros en presuntas medidas de
prevención, agricultores rasgándose las vestiduras, los gobiernos a protegernos
y se creó una auténtica psicosis entre los consumidores. ¿En qué acabó, lo sabe,
se lo aclararon? Como se montó la bronca se acabó, del pepino asesino se pasó a
la soja, análisis en laboratorios, y la atención mediática que se fue
difuminando y adiós. ¿Se lo han explicado? Los gobiernos, las multinacionales,
los poderes económicos saben que la memoria es débil. Y muy fácil de manipular.
Basta con imponer silencio.